La gran estafa Entre mis múltiples tareas en la empresa de
importación-exportación había una que la dominaríamos "auditoría interna" que
consistía en comprobar que todo se hacia bien y de acuerdo con las normas
comerciales. Pues un día comprobé que una Sucursal tenía mucho dinero en la
calle, o que los clientes debían mucho. Me
desplacé -un viernes- a Alicante y entre otras cosas les dije que esto no podía
continuar, por consiguiente a partir de la semana próxima vendría una persona de
Madrid, que junto con el Jefe de Sucursal irían a los clientes, uno por uno,
comprobarían su saldo con las facturas pendientes de cobro, al mismo tiempo les
dirían que a partir de ahora solo se darían 15 días de crédito, ya que ellos
vendían y cobraban nuestros plátanos maduros enseguida.
El resultado fue que
-el lunes-tenía en la oficina de la calle Mayor de Madrid, a primera hora, el
cajero de la sucursal y un cura de Alicante. No me equivoco, ya que le
acompañaba un sacerdote. El cura me pidió clemencia para el cajero y me nombró
un montón de Santos. Yo le contesté con voz suave que esto no era cosa mía, pues
dependía de la Central en Canarias, además había un jefe de personal, pero con
voz algo mas grave dije -dirigido al cajero-que si de mí dependiera este
individuo estaría en la cárcel. Y es que el cajero se quedaba el dinero de las
facturas que el cliente pagaba, figurando que el citado cliente todavía debía la
factura.
En vista de ello sacaron una escritura a favor del cajero en la que
había comprado en las afueras de Alicante un terreno con algo mas de 10.000 m2 -
fíjense que digo metros, no palmos-que cubría sobradamente el desfalco que era
de algo mas de un millón de pesetas. Se puso la finca a nombre de la Empresa y
el citado cajero se marchó de inmediato de la S.A.
He dicho pesetas ya que
estábamos -aproximadamente- en el año 1.975.
viernes, 18 de febrero de 2022
PARA REMEMORAR MUY IMPORTANTE
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola Manel. Veo que en tu etapa profesional también las pasaste canutas, pues toparte con un piernas de tu propia empresa es algo que no le deseo a nadie. Yo también inserto en mi blog pasajes o anécdotas de mi época profesional.
ResponderEliminarVer que tú también lo haces me anima a seguir explicando batallitas de mi época de Ingeniero de Sistemas aunque nada tenga que ver con el ictus.
Un abrazo.
Santi
HOLA SANTI, AGRADEZCO MUCHO TU COMENTARIO
ResponderEliminarUN ABRAZO
MANEL