jueves, 25 de febrero de 2010

MANEL Final de una etapa.

Creo muy sinceramente que la Empresa hizo muy bien en retirarse de Tenerife, incluso de todas las islas Canarias, pues los tiempos habían cambiado bastante sus contumbres, y ya no se consumían tantas patatas como antes. Influyó mucho el gran intercambio de personas que había entre las islas y la península y a la inversa, sin olvidar el gran flujo turístico que se avecinaba.

Tuvimos la gran suerte de venderlo todo, el magnífico almacén y la oficina por parte de mi Jefe, la casa donde yo vivía en el mismo edificio, los muebles de la oficina, el coche, la enorme caja fuerte, la maquinaria que había para seleccionar las patatas, la moderna báscula para pesarlas automáticamente, la gran cantidad de palets de suelo y paredes, en fin todo, lo que se dice todo,  fue vendido por nosotros los empleados.

Yo me incorporé a la Central de la calle Caspe en Barcelona.
Me tuve que ir a vivir, con mi esposa y dos hijos a casa de mis padres y a buscar vivienda propia rápidamente.

jueves, 18 de febrero de 2010

MANEL Ultima factura en Tenerife

Estabamos, aproximadamente, en el año 1968, y en la isla nos quedaba una sola factura por cobrar, ya que trabajabamos por campaña y no todo el año seguido, lo cual quiere decir que debiamos empezar la siguiente totalmente limpios, sin deber nada ni que nos debieran.

Pues bien, nos quedaba una factura sin cobrar de un individuo de una localidad del norte. Emprendimos el viaje un servidor acompañado del magnífico empleado, para mí, de total responsabilidad y confianza, llamado Antonio, cuando llegamos nos dimos cuenta que el citado individuo había montado un restaurante con el importe de nuestra factura y de otros a los cuales tampoco pagaba.
Le dijimos que nos quedaríamos a comer, naturalmente a cuenta de la factura, y que armaríamos un verdadero follón de cara a los clientes, y que volveríamos si fuese necesario.
Al poco rato salió con un cheque, por el importe total y que fué conforme. Esta pequeña anécdota fué un orgullo para nosotros, ya que lo cobramos todo en la provincia de Tenerife.

Hoy en dia la cosa es muy distinta, dándome verdadero miedo, pues hay quien pagaría y no puede hacerlo porque a él tampoco le pagan.

jueves, 4 de febrero de 2010

MANEL Isla de Hierro

Cuando vivía y trabajaba en Tenerife, nos venía un barco holandés fletado (que es como alquilar un camión, ponerle cierta carga y darle un destino, y pagarle) con tres destinos en diferentes islas. Uno era -por primera vez- el puerto de la estaca en la isla de Hierro, que es la mas pequeña y más occidental del archipiélago canario.

Allí habíamos destinado 4.000 sacos de patatas, entre semilla y consumo, y la isla, según dijeron, contaba con una población total de 8.000 personas lo cual quiere decir que correspondía a medio saco por persona, que equivale a 25 kilos por cabeza.

Cuando el barco estuvo cerca se produjo un fuerte temporal, refugiándose en una especie de bahía. Causó cierta expectación porqué además era la primera vez que llegaba un barco de estas características. 
Pero desde cierta altura y ayudado por unos prismáticos, un periodista escribió en un periódico lo bien que
sabían los holandeses como guarecerse del temporal, hasta que desapareció. Lo que no sabía el periodista es que después de la descarga en Tenerife, se había enbarcado el empleado Medina, para hacer entrega de la mercancía, pero que a su vez tenía por haberlo estudiado fuertes nociones de navegación.