jueves, 28 de enero de 2010

MANEL Anecdotas de mi boda

Poco antes de casarme, mi novia tuvo que hacer sus gestiones para casarse en su parroquia correspondiente, en este caso la Sagrada Familia de Barcelona. La cosa se torció cuando el cura que le atendió -dicho de forma muy suave- le buscaba las cosquillas. Ella se lo dijo a su padre el cual tenía un amigo sacerdote, que se trasladó a la Sagrada Familia, para hablar con el cura de referencia anterior. Como resultado, que en vez de casarnos en un altar lateral, nos casaron en el altar mayor y con muchas flores.
Mi esposa era una gran mujer, incluso físicamente.

Como nos casamos sin un duro, nos tuvimos que ir a vivir a mi casa de soltero, con mis padres, y aunque yo no tenía  ningun problema, no ocurria lo mismo entre las dos mujeres, de tal manera que cuando mi hija Mercedes tuvo unos dos meses, mi madrastra me dijo a mí que me buscara alojamiento ya que allí no podiamos estar. Ni que decir que a mí se me vino el cielo encima, aguanté como pude el chaparrón y no le dije nada a mi padre.

Pero no habian transcurrido unos quince días, cuando en la Empresa donde yo trabajaba me propusieron mi traslado a Málaga, con mejor sueldo, vivienda en el propio trabajo, un Land Rover y transporte gratuito de los muebles con un camión de la Casa. No hace falta decir que esto fué el inicio de mi carrera laboral. Jamás le comenté a mi padre la parte desagradable del asunto.


miércoles, 13 de enero de 2010

MANEL Un caso en la Modelo

Como ya dije anteriormente, la carcel Modelo merece un capitulo aparte debido a las muchas veces que fuí como guardia y otras cosas que no voy a mencionar.

Dentro del edificio había un pasillo ancho con dos puertas metálicas, una en cada lado, en ellas había una mirilla por la cual el soldado de guardía, por la noche debía gritar "centinela alerta" dirigiéndose a la primera garita, el cual debía contestar "alerta el uno" dirigiéndose a la dos, y así continuaba hasta la ocho, si no recuerdo mal.

El soldado que estaba de guardia en este pasillo, que había gritado a la garita uno, debia trasladarse a la otra puerta y escuchar el ocho que estaba también alerta, si no fuera así debia comunicarlo seguidamente. Pues bien, el soldado del pasillo no oyó nada al final por lo que dió aviso de inmediato. Yo estaba de guardia en la garita uno, y me veo entrar por el pasillo de la guardia al brigada pistola en mano, temblando de manera muy visible y acompañado de los dos cabos con sus respectivos naranjeros. Me preguntó hasta donde escuchaba, le dije que hasta el tres, y siguieron la marcha. Después me enteré que el cuatro se había dormido. Le supuso al soldado un expediente y un fuerte castigo.

Otro día, en el pasillo de la guardia, ejecutaron a un reo por el medio del garrote vil, y los soldados que quisieron fueron a verlo.