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Carnaval blasfemo en Las Palmas
El historiador Jesús Pabón nos habla del triple error de Napoleón: el monárquico, el nacional y el religioso. Cuando se da cuenta de ello es tarde. Quiso rectificar y pretendió ser rey, patriota y pontífice; era demasiado tarde. Su triple error lo cometió en grado sumo en su trato con España y los españoles. No entendió el alma de un pueblo que defiende hasta límites insospechados su peculiar forma de ser.
Solo de manera insidiosa, mediante traidoras emboscadas, pueden acabar con el sentir de un pueblo. Se hace a diario, sin darnos cuenta, penetrando en nuestros recónditos rincones.
¡Qué desilusión! ¡Qué decepción! Me ha dolido la falta de respeto y dignidad. A lo que se piensa y también a lo que se siente. Han ofendido al sentimiento religioso de un pueblo. Saben lo que hacen. Atacan sibilinamente la herencia y ancestros de un pueblo.
He estado destinado como Jefe de Tropas de Canarias con sede en Las Palmas de gran Canaria. He participado en fiestas, romerías y devociones, con enorme fervor, el que contagia aquella gente buena que transmite con fuerza su sentimiento religioso y sus tradiciones.
El Carnaval debe ser poesía popular y fuente de inspiración. Algo muy serio. No cachondeo ni borrachera de odio. La alegría y el festejo no casan con la falta de respeto, que además es una cobardía que se ampara en el código del griterío, la bronca, la calle es mía, a lo que llaman libertad de expresión.
Decía el obispo de Las Palmas: ‹‹Ha triunfado la frivolidad blasfema en la gala Drag del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Triunfado en los votos, y triunfado en los aplausos de una muchedumbre enardecida››.
Pero hay más. Si fuese algo pasajero, aún siendo una grave ofensa, tendría reparo. No lo tiene. Han somatizado el daño y el odio. Almas emponzoñadas y dispuestas a enseñar siempre su mueca de dolor. Algo que solo está al alcance del que padece y se retuerce. Lo siento. De verdad que lo siento y mucho. Han pretendido representar a un pueblo y han cometido un grave error. Llegue el perdón para ellos, aunque saben muy bien lo que hacen.