lunes, 21 de diciembre de 2009

MANEL.- Mi servicio militar obligatorio


Al no tocarme Africa, por circunstancias que no voy a revelar, pude escoger entre Sanidad en Vilanova o Artilleria en la barriada barcelonesa de San Andrés. Escogí la última opción, ya que así podria ir algunas tardes a trabajar al Banco Bilbao, donde yo pertenecia en aquel momento, generalmente a buscar diferencias.

Nos tocó tres meses de instrucción en el Vallés, concretamente en La Roca. Después de montar el campamento, recuerdo un día que fuimos a hacer tiro con mauser, teniendo el blanco a 50 o 100 metros de distancia, no lo recuerdo exactamente, consistente en un metro cuadrado y un triángulo de un palmo en medio.Me leyeron 3 aciertos en el pequeño ( el triángulo) y 2 al grande, de las cinco balas que disparábamos.



Otro día haciendo la instrucción, mandada por un sargento al que llamábamos "el come niñas" ya que todos los lunes nos trataba como tales. Pues efectivamente yo me equivoqué, por primera vez, me quedé con el mauser en alto cuando todos los demás lo tenían ya bajo. Dicho sargento puso cara de perro rabioso, pasó por mi lado hacia atrás, yo respiré aliviado, pero seguidamente noté sus labios muy cerca de mi oreja, y me dijo,"tu no lo haces bien porque no te sale de los c...... " y seguidamente, con muy mala leche, me dió la gran patada en el tobillo. El con sus botas reglamentarias y yo en alpargatas. Este era el sargento que  todos lunes nos decía que los verdaderos hombres tenian que oler a pólvora, vino y tabaco.( Sin comentarios.)
Una vez ya en el cuartel, y yo como artillero primera, me tocó hacer de todo, guardias en el cuartel, ayudante de oficina, cocina, economato, granja, encargado de desmontar y limpiar todas las pistolas de la batería, incluso hacer de sargento de semana durante 8 días.



Mención aparte merece las muchas veces que hice guardia en la cárcel Modelo de Barcelona, pues me había recorrido en diversas ocasiones, todas las garitas existentes. Para no hacerlo mas largo solo diré que nos daban a la guardia, además de la munición, dos bombas de mano que no contenían metralla; pero sí una especie de aire comprimido que podía lanzar una persona a varios metros de distancia.


    Vista parcial de la carcel                         Hora de patio

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