viernes, 13 de febrero de 2009

1ª anécdota en el Banco Bilbao

Estando yo en mis ocupaciones me dijo el Jefe de la Sucursal que ocupara el puesto de un señor bastante mayor que yo, pues él tenía que salir a un recado, por lo que yo me puse en su lugar, en cuentas corrientes. Yo solo tenia 17 o 18 años. Pero es que dicho señor había recibido una carta de un cliente diciendo que un talón determinado no se pagara. Pues el citado señor había guardado dicha carta en un cajón. Como es natural yo no la vi, ni tenía porque verla estando guardada.

El caso es que cuando el cliente se enteró que habíamos pagado el talón, que yo naturalmente le había dado curso, nos tuvimos que ir, el Jefe de la Sucursal y el pobre Manel a una comisaría de la calle Lauria, a requerimiento del cliente.

El Banco admitió su culpabilidad, a través mio, pero sin pasar nada, pues de lo contrario hubiera puesto las cosas en su sitio a pesar de mi juventud.

Recuerdo perfectamente el nombre y apellidos del cliente y supe más tarde que lo había extendido en pago a un asunto de faldas, que al parecer le salio mal.

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