sábado, 27 de octubre de 2018

REIR ES SALUDABLE

Un carnicero estaba trabajando muy ocupado, cuando ve entrar a su local un perro al que echa de la tienda, poco después el perro entra nuevamente y esta vez el carnicero se da cuenta que el perro trae una nota en el hocico que dice:
¿Podría darme una pierna de cordero, por favor?
Lo mira, y ahora tiene un billete de 10 euros en el hocico, así que el carnicero asombrado toma el dinero, mete la pierna de cordero en una bolsa y la coloca en el hocico del perro, el carnicero impresionado decide cerrar la tienda y seguir al perro, éste toma una calle hasta un cruce donde se detiene, deja la bolsa en el piso y se para en sus patas traseras para presionar el botón de cruce, una vez que cambia la luz, toma la bolsa, avanza y llega hasta un paradero de autobuses, ahí se sienta pacientemente y cuando se aproxima un bus se para, mira el número y se vuelve a sentar hasta que llega el autobús adecuado, entonces toma la bolsa y se sube, ya arriba del autobús mira por la ventana distraídamente hasta que llegan a un sector de la ciudad donde toca el timbre y se baja, de ahí llega a una casa, deja la bolsa en el suelo y con la cabeza empieza a golpear la puerta un par de veces y como nadie abre la puerta, da la vuelta a la casa, esta vez golpea una ventana y regresa nuevamente a la puerta a esperar que abran, casi inmediatamente aparece un tipo en la puerta que empieza a gritar al perro, por lo que el carnicero le dice:
¡Pero hombre! ¿Por qué trata así al animal? ¡Es un genio, bien podría salir en la televisión!
A lo que el hombre responde:
¿Genio? ¿Está usted loco? ¡Esta es la segunda vez en esta semana que olvida su llave!

Un borracho estaba en el bar cuando el camarero decide echarlo porque es hora de cerrar. El hombre se levanta de la silla y se cae de cara al suelo, entonces decide arrastrarse hasta la vereda para tomar un poco de aire. En la vereda intenta levantarse de nuevo pero vuelve a caer golpeándose ahora las narices contra el bordillo. Viendo que no podía caminar, siguió arrastrándose hasta llegar a su casa. Entra en casa y otra vez intenta levantarse sin éxito. Así que llega arrastrando hasta el borde de su cama, apoyándose en la mesita de noche consigue incorporarse pero rápidamente cae de boca en la cama y queda felizmente dormido.
A la mañana siguiente le despiertan los gritos de su esposa:
- Otra vez! Otra vez si vergüenza! Has vuelto a beber otra vez!
El esposo pone cara de inocente y dice:
- No no... yo ya no bebo...
A lo que la mujer interrumpe diciendo:
- No lo niegues, cobarde! Si han llamado esta mañana temprano del bar para decirme que otra vez te olvidaste la silla de ruedas!

En un viaje del IMSERSO a Lourdes, una abuelita le toca el hombro al chófer y le brinda un buen puñado de cacahuetes sin cáscara.
El chófer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.
Cinco minutos después, la abuelita repite, el chófer vuelve a agradecerle el gesto y se come los cacahuetes.
Cinco minutos mas tarde, la anciana viene con otro puñado.
El chófer ya no puede comer más y le pregunta:
- Dígame abuelita, es muy gentil de su parte atiborrarme de cacahuetes, pero ¿usted no cree que, a lo mejor, sus cuarenta amigos y amigas querrían también unos pocos?
- ¡ No se preocupe joven!, no tenemos dientes para masticar los conguitos y sólo podemos chupar el chocolate que los recubre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario